coreografía de besos
tú, ataraxia
colores entre los dedos
complejo de tortuga valiente
y caleidoscopios de terciopelo
para un invidente poco pudiente
curvatura de acero
color tú, rojo acetileno
luego se hunde el arcoiris
yo ya fallé.
jueves, 28 de octubre de 2010
viernes, 10 de septiembre de 2010
jueves, 3 de junio de 2010
martes, 30 de marzo de 2010
martes, 23 de marzo de 2010
lunes, 22 de marzo de 2010
domingo, 21 de marzo de 2010
sábado, 20 de marzo de 2010
primavera
errada empresa que
animosa de tiznar
arropose de hollín la curvatura,
falacias de mi montura
caleidoscopio infinito
que incrustóseme tozudo
tornando la luz en arcoiris
ciego, sordo y mudo
luna de verde vidriera
que afina el amarillo
cortina
y templa
ademanes de alquimista
que eterna vuelven la vista
inventome más de cuarenta,
media dioptría nudista
jueves, 25 de febrero de 2010
báilame el agua.
Mudo de ojos secos
frente al que se sucede,
para aquí mismo,
se ríe
y sigue adelante, mirando atrás con deseo.
Y yo aguardo el asiento
con los ojos secos
añorando un único infinito
Celestas decoran el silencio
y yo con los ojos secos
de sentirme sentido
por cansancio o soledad,
desesperación
Báilame el agua
toca mis ojos secos.
miércoles, 3 de febrero de 2010
domingo, 31 de enero de 2010
viernes, 29 de enero de 2010
mi naturaleza muerta
He de anunciar al mundo que no me gustan nada los cuadrados.
Ni los cuadrados, ni las lineas estrechas entrelazadas unas con otras sin orden, como un tejido tejido por un mal tejedor, como una sopa de fideos con exceso de caldo.
Si, se podría decir así.
Las columnas y las filas, unidas en familia tampoco me gustan nada de nada, y sin familiarizar, qué coño.
No sé qué preferiría, si cuadrados o columnas o filas, andarán ahí ahí.
Ahora, por lo que derrocho devoción es por los rectángulos, los rectángulos son otra cosa.
Los que más me gustan con los que tienen una base bien anchota y poca altura, que no den vértigo, ya me entendéis.
De los círculos, elipses, circunferencias, u otras manchas, no tengo opinión. Nunca concebí ninguna, aunque he de reconocer que siento curiosidad.
Ni los cuadrados, ni las lineas estrechas entrelazadas unas con otras sin orden, como un tejido tejido por un mal tejedor, como una sopa de fideos con exceso de caldo.
Si, se podría decir así.
Las columnas y las filas, unidas en familia tampoco me gustan nada de nada, y sin familiarizar, qué coño.
No sé qué preferiría, si cuadrados o columnas o filas, andarán ahí ahí.
Ahora, por lo que derrocho devoción es por los rectángulos, los rectángulos son otra cosa.
Los que más me gustan con los que tienen una base bien anchota y poca altura, que no den vértigo, ya me entendéis.
De los círculos, elipses, circunferencias, u otras manchas, no tengo opinión. Nunca concebí ninguna, aunque he de reconocer que siento curiosidad.
sábado, 23 de enero de 2010
peste
Imagina un edor extremádamente putrefacto,
un pozo ciego.
Uno fuerte, como el olor de rosa, roja, quemada,
el más pestilente y nauseabundo que jamás hayas saboreado,
una fosa común, inhumano.
Una explosiva mezcla de...
preservativo sin usar,
entrepierna sudada,
preservativo usado,
boca seca
y un cigarrillo fortuna.
Aderézalo con un pelín de odio.
¿Llegas a imaginarlo?
Pues algo así...
un pozo ciego.
Uno fuerte, como el olor de rosa, roja, quemada,
el más pestilente y nauseabundo que jamás hayas saboreado,
una fosa común, inhumano.
Una explosiva mezcla de...
preservativo sin usar,
entrepierna sudada,
preservativo usado,
boca seca
y un cigarrillo fortuna.
Aderézalo con un pelín de odio.
¿Llegas a imaginarlo?
Pues algo así...
jueves, 21 de enero de 2010
entrepierna
La mujer de mis más feroces fantasias iba a mi clase de electricidad y magnetismo.
A veces en clase, entre el escándalo de un simpático anciano explicando inducción y fuerzas electromotrices, yo jugaba a dibujar su silueta en hojas cuadriculadas de los chinos que siempre acababa por romper en mil pedazos enfadado. Qué dificil es ser dios, pensaba.
De vez en cuando, al pasar la hoja de firmas, rompiendo el orden habitual que esta debía seguir, yo me levantaba de mi sitio, iba hasta donde estuvieses y con un pulso parecido al del anciano profesor, te pasaba la lista. Tú, oh, tú siempre decías... "No, yo ya firmé", y yo volvía a mi sitio repitiendo tus palabras hasta el infinito. Así todos los días.
No sé de qué color es su pijama, ni su albornoz, ni si le gustan las albóndigas de lata. Tampoco sé si cuando me miraba lo hacía con el deseo que yo quería intuir o con la indiferencia propia de una chica sutil, como ella.
Menos mal que ya se acabaron las clases de electricidad y magnetismo.
A veces en clase, entre el escándalo de un simpático anciano explicando inducción y fuerzas electromotrices, yo jugaba a dibujar su silueta en hojas cuadriculadas de los chinos que siempre acababa por romper en mil pedazos enfadado. Qué dificil es ser dios, pensaba.
De vez en cuando, al pasar la hoja de firmas, rompiendo el orden habitual que esta debía seguir, yo me levantaba de mi sitio, iba hasta donde estuvieses y con un pulso parecido al del anciano profesor, te pasaba la lista. Tú, oh, tú siempre decías... "No, yo ya firmé", y yo volvía a mi sitio repitiendo tus palabras hasta el infinito. Así todos los días.
No sé de qué color es su pijama, ni su albornoz, ni si le gustan las albóndigas de lata. Tampoco sé si cuando me miraba lo hacía con el deseo que yo quería intuir o con la indiferencia propia de una chica sutil, como ella.
Menos mal que ya se acabaron las clases de electricidad y magnetismo.
lunes, 18 de enero de 2010
ascensores
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